¿Qué tan seguras y eficaces pueden ser las vacunas contra Covid -19?

Durante décadas, cientos de científicos y especialistas trabajando en enfermedades infecciosas emergentes han advertido sobre los riesgos de patógenos capaces de cruzar la barrera animal-humana y convertirse en riesgo que afecte la salud, el comercio y la seguridad global.

Cientos de publicaciones científicas establecieron que, además de la deforestación, el cambio climático, la urbanización y otros; el movimiento transnacional de pasajeros y el comercio internacional eran los principales factores en la propagación de enfermedades infecciosas. En estas circunstancias, todo el sistema de prevención y respuesta de la salud pública se volvió complaciente y no estuvo preparado para la “tormenta perfecta”, que ocurrió a principios de enero de 2020 con la llegada y propagación de una enfermedad respiratoria hasta ahora desconocida, causada por un nuevo coronavirus ahora llamado SARS-CoV-2.

Mientras en los medios de comunicación hay una amplia cobertura de los efectos de COVID-19 a nivel internacional, hoy se vislumbra la producción en masa de varias vacunas de las cuales nuestro país está interesado en adquirir. El equipo de Liderando se reunió con el recocido infectologo Dr. Jorge Gómez Marín, profesor de la Universidad del Quindío quien se encuentra liderando de forma conjunta con equipo internacional una potencial vacuna contra COVID-19.

La única que no merece comentarios es la vacuna rusa Sputnik que sin datos compartidos con la comunidad científica se aleja de los principios generales de una ciencia abierta y honesta.

¿Se han saltado las etapas en el desarrollo de la vacuna para COVID19?

No, todas las que se encuentran en Fase III han llevado a cabo las etapas de evaluación que se requieren. La Fase I que evalúa inmunogenicidad (es decir si hay producción de anticuerpos y la seguridad al valorar las reacciones adversas con diversas dosis, también han pasado Fase II en las cuales se vuelve a evaluar en números mayores de personas voluntarias (más de 100). La única que no merece comentarios es la anunciada por Rusia denominada Sputnik. Una vacuna sin datos compartidos con la comunidad científica se aleja de los principios generales de una ciencia abierta y honesta.

¿Qué tan seguras y eficaces pueden ser las vacunas que sólo se han probado in vitro y en modelos animales?

La fase I de los ensayos clínicos en vacunas es crucial en la respuesta a este interrogante, ya que allí se pretende evaluar la seguridad y la dosis adecuada de esta, antes de que las siguientes fases puedan continuar. Los medicamentos o vacunas que llegan a fase I han pasado por evaluaciones en el laboratorio con ensayos in vitro y en modelos animales. En el ensayo en laboratorio o análisis in vitro se evalúa no sólo la eficacia para inducir una respuesta inmune en cultivos de células, sino también la toxicidad celular. Esto se hace por diversos métodos que miden como se altera el metabolismo oxido-reducción y la vitalidad y crecimiento en placas de cultivo expuestas al candidato de vacuna, así como la respuesta por células responsables de la respuesta inmune, tales como los leucocitos de sangre periférica, en la cual se pueden evaluar las que producen anticuerpos (linfocitos B) o las responsables de la respuesta de tipo celular (linfocito T). En el modelo animal se evalúa la eficacia y también la toxicidad, siempre se busca evaluar en modelos animales diferentes, por lo menos dos y uno de ellos lo más cercano al hombre tales como modelos en primates.

La única manera de establecer si una vacuna es eficaz es realizando ensayos clínicos en humanos.

La evaluación en cultivos de células o en modelos animales dan una información aproximada y general tanto de la eficacia como de la toxicidad, pero el paso a ensayos en humanos es crítico pues existen numerosas variables que pueden influir en respuestas diferentes e incluso falta de eficacia en el humano. Dentro de ellas es que las vacunas pueden ser reconocidas y procesadas de manera diferente por el ser humano comparado, por ejemplo, al ratón o incluso un primate. Es bien conocido que los mecanismos efectores en el humano son diferentes a los del ratón y a pesar de muchas similitudes, el humano utiliza mecanismos alternos al óxido nítrico para la destrucción de organismos intracelulares. Adicionalmente la señalización intracelular ocupa numerosas vías diferentes entre el humano y el ratón y las subpoblaciones de linfocitos son muy diversas en el ser humano. Por estas razones puede ser muy difícil predecir el éxito de una vacuna teniendo como base sólo los ensayos previos en modelos animales y la única manera de establecer si una vacuna es eficaz es realizando ensayos clínicos en humanos.

Hay preocupación por la rapidez con la que se están presentando resultados. Existen cuatro vacunas en fase III en este momento ¿qué tan seguras son?

La “tormenta perfecta” ocurrió a principios de enero de 2020 con la propagación de una enfermedad respiratoria hasta ahora desconocida.

De los ensayos en fase I que se han realizado para las nuevas vacunas en COVID-19 y reportadas en la literatura y por lo cual se conoce su perfil de seguridad, son la que usa un adenovirus recombinante (Cansino Ad 5 Covid 19), otra es la de Moderna (mRNA 1273) que usa una vacuna mRNA y la de Oxford (ChAdOx1) basada en el uso de un virus recombinante derivado del chimpancé. Todas tuvieron evaluación durante fase I para efectos secundarios y adversos y reactogenicidad. En el caso de la vacuna vectorizada con adenovirus Cansino Ad 5 en 108 individuos sanos, se encontró que después del día 7 de vacunación más del 70% de los participantes tuvieron una reacción adversa; sin embargo, la mayoría de estas fueron leves o moderadas, siendo las más frecuentes el dolor en el sitio de inyección, fiebre, fatiga y cefalea. Con la vacuna de mRNA-1273 en 45 adultos que recibieron dos vacunaciones con un intervalo de 28 días entre ellas, con dosis de 25 μg, 100 μg, o 250 μg más de la mitad presentaron fatiga, escalofríos, cefalea, mialgia y dolor en el sitio de inyección. Hubo mayores efectos adversos con la segunda dosis y 3 de los que recibieron la dosis más alta (21%) de 250-μg reportaron uno o más efectos adversos. Con la vacuna del grupo de Oxford (67%) de 487 vacunados con ChAdOx1 nCoV-19 presentaron dolor leve a moderado, fatiga en 70%, cefalea en 68%, mialgia en 60%, malestar en 61% y 48% con escalofríos. Por lo tanto, estos candidatos vacunales presentan reacciones adversas similares a otras vacunas y ninguna de ellas fue severa en dosis que son capaces de inducir una respuesta inmune, por ello se pueden considerar que son seguras para administrar en el humano.

¿Qué avances tenemos hoy que permiten que sea tan rápido el desarrollo de vacunas?

Los mayores avances son los métodos para evaluar la respuesta inmune. En la actualidad la citometría multiparametro y la capacidad de análisis más de 250 variables inmunológicas, más los datos de transcriptomica de la respuesta inmune que pueden incluir el estado de expresión de miles de genes, nos dan una visión como nunca de la complejidad de la respuesta inmune y de muchas variables que nunca estaban al alcance como ahora. De otro lado la inmunoinformatica ha permitido seleccionar y diseñar nuevas vacunas con velocidades y tasas de éxito mayores cuando se pasa a la evaluación en modelo animal.

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